En Covamur sabemos lo farragoso que es a veces el mantenimiento de una piscina y, por ello, os queremos dar unos consejos que harán que os resulte más fácil su cuidado. Lo primero que se pregunta uno cuando comienza la temporada es qué hacer si no he realizado la tarea de invernaje. En ese sentido, el primer paso debe ser realizar el tratamiento químico para el arranque de la piscina, para lo que te ofrecemos cuatro sencillas pautas:

Regula el valor del PH midiendo el valor del PH con un analizador. El valor óptimo debe estar comprendido entre el 7.2 y 7.6. Una vez hecha esta analítica, si está por debajo usa un elevador de PH y, si se encuentra por encima, utiliza un reductor.

Una vez tengas controlado este aspecto, añade el producto directamente sobre el agua, nunca a través del skimmer. Y, recuerda, para dosificarlo correctamente tienes que seguir las instrucciones del fabricante porque en cada caso serán unas diferentes.

Desinfecta el agua, aplicando un cloro de desinfección rápida para destruir todos los microorganismos que pueda haber (hongos, bacterias, gérmenes…). Sigue las instrucciones del fabricante para su dosificación y ten en consideración el volumen de la piscina.

Te recordamos que el nivel óptimo de cloro debe estar entre 0,5 mg/l y 1,5 mg/l. Tras verterlo espera unas horas y analiza nuevamente el agua con un analizador de PH y cloro libre para comprobar que los niveles son correctos.

Cloración salina. Más consejos. El tratamiento mediante cloración salina, consistente en un proceso de electrólisis que descompone una sustancia mediante corriente eléctrica, convierte la sal común (cloruro sódico) previamente añadida al agua, en un desinfectante activo (hipoclorito sódico).

Este proceso genera una fuente de cloro debido a la presencia de sal en el agua y actúa como un desinfectante muy potente, eliminando sustancias contaminantes. Y es que, incorporando sal al agua y sometiéndola a un proceso de electrólisis, se forman iones de cloruro, muy eficaces para desinfectar.

El funcionamiento de este sistema es muy simple. Deberás añadir 4-5 kilos de sal pura (sin añadidos) por cada 1000 litros de agua y conectar el clorador a la depuradora. Es un sistema muy sencillo que, además, evita el tratamiento químico del agua de tu piscina y los riesgos que este conlleva, evita los ojos rojos, la sequedad de la piel y el olor a cloro.

Así pues, puedes prescindir del uso del cloro y otros productos, ya que mediante este sistema se mantiene la piscina en óptimas condiciones al ser tratada permanentemente, de forma simultánea al proceso de filtrado, incluso durante su ausencia. Otra de sus ventajas es que es válida para todo tipo de piscinas: privadas, públicas, centros spa, balnearios, etc..

Prevén las algas: La formación de algas provoca una coloración verde y hace que las superficies estén resbaladizas. Cuanto más tardes en eliminarlas, más complicado será hacerlas desaparecer, por lo que conviene que apliques un algicida como prevención. Así conseguirás que el agua sea transparente y evitarás los malos olores. Añade semanalmente la cantidad que indique el fabricante para proteger y prevenir de forma eficaz. Si en tu piscina ya se han formado algas, lo más probable es que no baste solo con aplicar el algicida. Necesitarás añadir un aporte adicional de cloro.

Floculación: Existen partículas que enturbian el agua (algas, polvos, sales…) y son tan pequeñas que los filtros no pueden retenerlas. Para eliminarlas utiliza un floculante, producto que consigue aglutinarlas de forma que sean lo suficientemente grandes como para que puedan capturarlas los filtros. También provoca que estas partículas se depositen en el fondo de la piscina y así se puedan eliminar con el limpiafondos, enviando ese agua al desagüe. Para que el efecto de floculación sea óptimo, no olvides que el PH debe encontrarse entre el 7.2 y el 7.6.