Covamur Limpiezas y Servicios cuida el medio ambiente a través de sus acciones y trata de procurar un ahorro en todas las tareas que lleva a cabo. Sabemos que la elección de una fórmula adecuada para encontrar un posible ahorro energético y, por lo tanto, económico y medioambiental, depende en gran medida del uso principal de los edificios. Es el caso de las oficinas, despachos y centros de trabajo, y de forma parecida en aularios o centros de estudio, donde los parámetros que se manejan parten fundamentalmente de dos premisas.

Por un lado, el tipo principal de energía que se consume –cuando no el único- es la eléctrica. Los consumos vienen generados principalmente por dos vías: el alumbrado general y, en mayor medida, el acondicionamiento del aire interior. Entre ambas pueden suponer un 75-80% del consumo.
Por otro lado, el uso de los edificios o locales de este tipo está generalmente vinculado a un horario y a un calendario concreto. Además es normal la existencia de un mantenedor, conserje o figura similar que gestiona el régimen de funcionamiento.

Empecemos por este último aspecto, puesto que representa una de las mayores ventajas que se pueden aprovechar.
-En época estival una buena práctica puede ser abrir las ventanas para ventilar una hora o dos antes del inicio de la jornada. De esta forma se aprovecha la temperatura exterior, que a horas tempranas aún es baja, para aclimatar el interior, posibilitando que la maquinaria de aire acondicionado entre en funcionamiento un poco más tarde. Conseguir que se retrase este encendido un par de horas a principio de la mañana puede representar un 20% del consumo diario de aire acondicionado.

-Otra acción que permite el ahorro energético es disponer del aire acondicionado en modo “solo ventilación” cuando sea necesario utilizarlo, pues el simple movimiento del aire interior resulta suficiente para reducir la sensación térmica, sin necesidad de que entre en funcionamiento la bomba de presión de los equipos, que implica las mayores puntas de consumo.
-En épocas frías sucede al contrario. Conviene realizar las tareas que impliquen apertura de ventanas en las horas centrales del día, cuando la temperatura exterior se supone más templada. De esta forma, se reducen las exigencias de calefacción. En cualquier caso, resulta conveniente recordar que los parámetros normativos actuales de temperatura interior establecen un máximo de 21ºC en invierno y un mínimo de 26ºC en verano.

Factor humedad
En este punto entra en consideración el factor humedad relativa, que a efectos normativos se considera mantenido entre un 30% y un 70%. Este factor en zonas como Valencia repercute en el confort tanto o más que el valor temperatura, ya que la sensación térmica se modifica notablemente con índices altos de humedad relativa.

Teniendo en cuenta esto, se puede tomar como norma general, no bajar la temperatura del termostato más de 5ºC por debajo de la temperatura exterior en verano. Esta diferencia suele ser suficiente para notar un cierto confort en el interior del local y no causar problemas de salud asociados a las grandes diferencias térmicas.